Una vez más, el oeste platense es cuna de una gran historia repleta de orgullo, trabajo y esfuerzo. Cuatro estudiantes de la E.E.S N° 73 de Abasto diseñaron el prototipo de un satélite y fueron distinguidos en el marco de una iniciativa avalada por agencias espaciales como la NASA y la ESA. La historia de una docente y sus alumnos que compitieron contra grandes instituciones y fueron galardonados con honores. 

Ornela Dalla Valle es vecina de Olmos, pero vivió toda su vida en Abasto y se considera “Abastense”. Meses atrás, llegó a la escuela ubicada en calle 207 y 516 bis y, al pasar, dejó una propuesta a los alumnos sin pensar en el desenlace que tendría: participar de la Convocatoria CANSAT Argentina. 

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CANSAT es una iniciativa internacional, impulsada por varias agencias espaciales del mundo, entre ellas: la NASA (EEUU) y la ESA (Europa).  En nuestro país, la convocatoria fue impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). 

 

 

“Les dejé la convocatoria casi al pasar porque había poco tiempo para hacerlo. Además, la mayoría de las escuelas inscriptas eran técnicas públicas y privadas que tienen laboratorios para hacer soldaduras o escuelas orientadas a programación. Nosotros somos una simple escuela del oeste”, comentó Ornela a El Editor Platense. 

Los encargados de llevar adelante el proyecto fueron Iván Solano, Juan Carlos Yevara, Ián Gruszeczka y David Condori. El objetivo era crear y diseñar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa que volara a 300 metros de altura. 

“No sabíamos nada de programación, fue medio kamikaze lo que hicimos”, comentó la docente entre risas y orgullo al hablar del respaldo que obtuvo de sus alumnos que trabajaron fuera de horario escolar para lograr su cometido. 

 

 

Los chicos trabajan y estudian, por eso vimos esto como algo extra programático. Fue duro, tuvimos muchas clases a contra turno. Fue un camino arduo, con muy pocos recursos y muchas ganas”, remarcó la docente que se formó en el colegio Madre de la Divina Gracia de Romero.

Y agregó: “A los chicos solo puedo decirle gracias, por su trabajo y su disposición. Estuvieron a la altura, fui súper exigente y me siguieron en todo. Como docente es muy gratificante”. 

 

LA IMPORTANCIA DE LA AYUDA DE LOS DEMÁS

El satélite a diseñar debía medir 5cm por 15cm de alto, tener un peso máximo de 300gr, para luego ser lanzado desde un cohete hasta una altura de 300m y de ahí desprenderse con un paracaídas. Los chicos tenían ganas, pero faltaba conocimiento. “Necesitábamos mucha ayuda y salimos a pedir”, comentó Ornela. 

 

 

Y la ayuda llegó. El licenciado Dario Panaroni se ofreció como asesor técnico y puso sus recursos a disposición de los chicos. También intervino en el proceso el técnico aeronáutico de la Armada Argentina, Christian Pierdómenico, quien les brindó una clase sobre construcción de paracaídas. 

Incluso, los demás docentes se sumaron a la iniciativa: Elena Gómez de Olivera, una profesora de la institución, fue la encargada de filmar y editar el vídeo de presentación sobre el proyecto. 

En el video, los chicos explican la misión secundaria que residía en registrar la posición, orientación, velocidad y aceleración del CanSat durante todo su viaje, pudiendo calcular adicionalmente los parámetros de navegación del satélite. Estos datos servirían para observar el comportamiento del sistema de propulsión y el sistema de paracaídas permitiendo realizar mejoras de futuras misiones.

 

 

“ESTO QUEDA PARA TODA LA VIDA”

En el concurso participaron 900 equipos de todo el país y tras la primera etapa quedaron la mitad. De ahí salieron dos nóminas de 25 equipos: a uno le enviaron los kits para seguir avanzando en el prototipado y al otro menciones de honor. Los alumnos de Abasto no recibieron el kit, pero sí la mención. 

Todavía no tomamos dimensión. Esto va a quedar para toda la vida, lo que lograron es algo increíble”, remarcó la docente. Si bien los alumnos de 6° año ya no podrán volver a presentarse en el concurso, decidieron seguir trabajando para motivar a los grados más chicos a continuar con el proyecto y sueñan con que se pueda lanzar el próximo año. Una historia de orgullo y superación que infla el pecho de toda La Plata.

By Nicolás Cánepa

Licenciado en Comunicación Social | Periodista de Política

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