El cáñamo podría volver a cultivarse en Argentina para fabricar productos industriales. El mismo había sido prohibido durante la época de la dictadura y nunca más volvió a utilizarse en nuestro país.
Jorge Rafael Videla, en 1977, incluyó al cáñamo en la lista de drogas ilegales, a pesar de que la ONU lo había desconsiderado como tal 16 años antes. Con gran expectativa, los emprendedores que usan esta materia prima esperan que el gobierno avance con un proyecto de ley que brinde un marco legal al proceso desde la siembra.
El país está ante una oportunidad única para desarrollar los diferentes usos de la planta: con el cáñamo se puede hacer hilo, papel, alimentos, plástico, combustible, filtros, aislamientos, productos de belleza y hasta elementos para el filtrado del agua.
En Argentina, hace más de 40 años, las empresas como la Algodonera Flandria y la Linera Bonaerense fabricaban suelas de alpargatas y materiales para la construcción en base a cáñamo.
En la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de este año, Alberto Fernández adelantó que el país volvería a esa senda. “El cannabis tiene propiedades de gran utilidad con fines medicinales e industriales”, precisó el presidente. Explicó que la industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos cinco años, y agregó la posibilidad de explotar sus otros usos industriales.
Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina del Cannabis (ArgenCann) y director de Pampa Hemp, considera este hito como “un paso hacia adelante. El cáñamo es bueno para el país. Queremos que la planta viva en la Argentina, que se convierta en un material más, poder registrarlo, que se capitalice ese trabajo y ese compromiso. Tenemos variedades nativas prexistentes”. El tipo de cáñamo que se utilizaría en el país contiene menos de 1% de THC, el principio psicoactivo, y básicamente lo que se usa es el tallo de la planta.
“Dejando de lado los beneficios terapéuticos, que son infinitos, el uso industrial es enorme”, explica Fazio, y enumera su aplicación en “alimentos, bebidas, para uso veterinario, en la bioconstrucción porque reemplaza a los ladrillos o los pisos flotantes de madera prensada, y hasta puede ser insumo para el biocombustible. Queremos que sea de producción extensiva, como las oleaginosas o forrajeras”.
