Luego de 65 años, la harina Blancaflor de la empresa Molinos decidió hacer un cambio de imagen y sacar a la tradicional “Negrita” cocinando de su logo. En el nuevo envase, sólo se ven las manos de una persona, junto a un bols con una preparación.
Entre las versiones que circularon y celebraron el cambio, resaltaron el fin del racismo y el machismo. El logo incluía a un dibujito de chica afro que presentaba feliz el producto. Al tener uniforme de cocinera, se la asoció con una “empleada” y muchas personas lo vinculan con la explotación, incluso con la esclavitud; además de asociaciones directas de cocina-mujeres.