Luis Castells, dueño de las tierras en ese entonces, comienza la edificación en el año 1907, siendo inaugurado tres años más tarde. El rematador uruguayo Francisco Piria lo adquiere en 1926 con el propósito de transformar la zona en un importante balneario.

Las habitaciones del primer piso fueron revestidas con madera tallada por artistas uruguayos. La sala central llamada “Salón de los espejos” estaba adornada con herrajes de bronce, vidrios bicelados y detalles en mármol, todo trabajado a mano.

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Al no poder concretar su objetivo, regresa a su país. En 1947 el Palacio y las 141 hectáreas que lo rodean pasan a manos del Gobierno Provincial por donación de la familia Piria, siendo declarado patrimonio cultural de la provincia.

Actualmente la construcción se encuentra en un estado de deterioro avanzado. Todo el interior colapsó quedando solo paredes exteriores, columnas en pie en muy frágil estado y un techo que casi que no existe. De aquel sueño lujoso, solo quedan el abandono, paredes rotas y plantas silvestres que crecen entre los escombros.

By Diego Aramayo

Licenciado en Comunicación Social con más de una década de experiencia en medios gráficos y digitales. Hago policiales y soy hincha de River | 32 años “La respuesta más simple suele ser la correcta”

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